No hables en blanco y negro (clase de voz)

Otra de las diapositivas estrella que he diseñado para mis clases de voz es la que os muestro aquí. En esta entrada vimos la metáfora de cómo la voz tiene tinta, ahora veremos que esta tinta puede tener colores.

Cuando le explico a mis alumnos lo que significa la "monotonía auditiva" comparándola con el "monocromatismo visual", captan al instante esta idea y se acuerdan de ejemplos como las voces robóticas que se escuchan en la megafonía de estaciones de tren o en algunos navegadores GPS. En esos casos no importa que dichas voces carezcan de matices, porque decir números o "derecha" e "izquierda" no da lugar a confusión, además que cuando escuchamos esos mensajes ya estamos muy atentos por nuestro propio interés, pues nos preocupamos en no perder un tren o no confundirnos de ruta en el coche.

Sin embargo, cuando estamos en una exposición oral en la que queremos transmitir algo con eficiencia a un público, es nuestra responsabilidad hacer interesante nuestro discurso, para captar la atención de nuestra audiencia y que sencillamente no desconecte por aburrimiento (pueden oír pero dejan de escuchar). Por ello, enriquecer nuestro contenido con pasión, ayuda al oyente a quedarse con el mensaje. Por poner un ejemplo: no podemos decir con la misma línea melódica "este equipo de fútbol ganó por 2-1 y este otro ganó por 6-0", lo que debemos hacer es remarcar la victoria del segundo con mucha más euforia. Pero algo mucho más importante es no dar lugar a confusión en frases que tienen idéntica escritura pero distinto significado según el matiz que le demos oralmente, y eso sólo se consigue con nuestra voz repleta de colores. No hacer esto último sería lo mismo que hablar en blanco y negro, y nos puede jugar malas pasadas como que no se distingan tres mensajes diferentes, lo que en nuestra metáfora se traduce a que no se distingan las banderas de Irlanda, Italia y Francia:


Por ello es fundamental cargar de intención lo que decimos, porque una cosa son las cuerdas vocales y otra bien distinta es la voz. Lo mismo sucede con la dentadura y la sonrisa, o los ojos y la mirada, lo primero es estático, lo segundo no. Es ahí donde debemos marcar la diferencia: nuestra voz, sonrisa y mirada sí depende de nuestra personalidad y no de nuestro cuerpo, y esa manera de transmitir emociones es lo que realmente llama la atención de nosotros y lo que ayuda a fijar recuerdos en los demás. En conclusión: cuanto más expresivos seamos, también con nuestra voz, mejor será recibido nuestro mensaje.

Un ejemplo final con dos esculturas distintas: el Discóbolo de Mirón y el David de Miguel Ángel, no podemos reducirlos a lo mismo por estar igual de quietos al ser esculturas, el primero transmite el inminente lanzamiento del disco con fuerza, y el segundo, la concentrada puntería para vencer a Goliat con la honda. Remarca los matices, no hables en blanco y negro.

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